Female Forwarad
Desafíos hacia la libertad económica para las mujeres
Yo no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas.
La libertad económica representa la posibilidad de escoger. Escoger la ropa que quiero usar, escoger el trabajo que quiero ejercer, escoger lo que yo quiera para satisfacer sus gustos, sus intereses y sus necesidades. La libertad económica significa autonomía y, cuando una persona no la tiene, significa que alguien más está decidiendo por ella.
En una sociedad donde el 90% de quienes abandonan el mercado laboral son mujeres, ¿qué tan libre realmente es esa sociedad? La libertad económica es crucial para el desarrollo social, la reducción de la pobreza y el mejoramiento del bienestar, pero aún es una realidad distante para muchas mujeres en México y en el mundo.
Una violencia silenciosa
La violencia de género adopta diversas formas, pero comúnmente la asociamos con la violencia sexual o física. La violencia económica, igualmente peligrosa, opera en un plano más silencioso y sutil; ésta no la podemos ver en la calle, tampoco la podemos escuchar tan fácilmente, lo que la aleja de nuestra atención. En México, el 27.4% de las mujeres han sido víctimas de violencia económica y/o discriminación laboral, y 2 de cada 10 lo sufren directamente de sus parejas, representando una barrera para escapar de círculos de violencia.
Datos del INEGI revelan razones comunes de discriminación laboral, como menos oportunidades para ascender (10.8%), sueldos más bajos que los de sus colegas masculinos (9.8%) y restricciones en ciertas tareas destinadas solo para hombres (6.3%). En suma, dentro de las razones también se encuentran razones de etnia, edad, estado civil, embarazo.
“Las mujeres que gozan de autonomía económica a largo plazo tienden a verse menos expuestas a situaciones de violencia”, recalcó Lourdes Colinas, Oficial Nacional y Especialista en Empoderamiento en ONU Mujeres en México.
Promover la autonomía económica implica abordar las barreras de acceso al mercado laboral y al emprendimiento, generando empleos, facilitando la participación femenina en la economía y contribuyendo al bienestar general.
Solo porque se vea, no significa que no es real
El trabajo que realizan las mujeres detrás de la puerta de un hogar es muchas veces ignorado. Aunque no las veamos en oficinas o fábricas, las mujeres dedican significativamente más tiempo al trabajo no remunerado, desde labores de cuidado hasta tareas esenciales para el sostenimiento del hogar. Este trabajo no reconocido tiene un valor económico sustancial, estimado por el INEGI en 7.2 billones de pesos, equivalente al 24% del Producto Interno Bruto nacional.
Es este trabajo ignorado una de las principales razones por las que las mujeres fracasan en sus emprendimientos, ya que el 25.1% de las mujeres emprendedoras declararon no contar con el tiempo suficiente para dedicarlo a sus proyectos. Otras razones identificadas en la Radiografía del Emprendimiento en México 2023: Edición Mujeres son la falta del conocimiento del mercado (32.7%) y Falta de liquidez/falta de capital de trabajo (28.9%).
La desigualdad de género, evidente en diversos aspectos de la vida, desde el hogar hasta el mercado laboral, destaca la necesidad urgente de impulsar la inclusión económica de las mujeres. México, siendo el cuarto país con menor participación económica femenina en América Latina, con apenas un 40.6% de la fuerza laboral del país, enfrenta retos significativos que requieren atención y acción.
Un agenda por la paridad económica
La participación de las mujeres en la economía es algo que conviene a todas las sociedades. Los emprendimientos femeninos han demostrado ser más diversos, no solo al contribuir al desarrollo social de su comunidad, sino que buscan generar un impacto positivo en el medio ambiente y tienden a generar trabajo para otras mujeres o sectores minoritarios de la sociedad.
A pesar de los avances, la realidad nos muestra que aún persisten desafíos considerables en la búsqueda de igualdad económica y de oportunidades para las mujeres. Se requiere un esfuerzo continuo para eliminar las barreras que limitan su participación plena en el mercado laboral y en el ámbito emprendedor. Este compromiso debe provenir no sólo del sector privado, sino también del sector público a través de políticas públicas que fortalezcan y garanticen su acceso a la economía.
Estrategias como la integración de la perspectiva de género en los programas de políticas públicas y el desarrollo de iniciativas por parte del sector privado que asignen presupuesto para respaldar empresas dirigidas por mujeres son pasos que merecen reconocimiento. A pesar de que México ofrece una amplia gama de apoyos a las mujeres, el acceso a fondos de inversión aún representa un desafío pendiente. Existe la percepción de una carencia de inversores, y a su vez, una falta de difusión de estos programas. En colaboración con la ASEM, desarrollamos un documento que presenta propuestas para fortalecer una agenda público-privada en favor de los emprendimientos de mujeres en México.
La inclusión plena de las mujeres en todas las esferas económicas va más allá de ser simplemente una cuestión de justicia social; constituye una estrategia esencial para el desarrollo sostenible de cualquier sociedad. En la medida en que las mujeres tengan independencia económica, podrán tomar sus propias decisiones y serán dueñas de su futuro.