Diversidad
Diversidad cultural: clave para el desarrollo sostenible en un mundo globalizado
Los 17 objetivos de desarrollo sostenible, a través de un compromiso global, entienden que la diversidad cultural es un elemento clave para lograr la inclusión e igualdad que deben garantizarse en todas las dimensiones del desarrollo humano. Por lo tanto, aspirar a sociedades liberales que se enriquezcan mutuamente a través de su diversidad cultural es promover diálogos que se centren en cómo las crecientes tendencias de movilidad global necesitan políticas de integración y cohesión social. En el contexto contemporáneo y, con el creciente número de diversas formas y tipos de migración, explicar la diversidad cultural para lograr el desarrollo es aceptar que ésta también significa redes transnacionales que se suman al capital global de las sociedades.
En este sentido, el proceso migratorio y sus implicaciones de intercambio de factores culturales van más allá de la lengua, la religión o las tradiciones, también crece y converge para convertirse en un elemento de desarrollo socioeconómico. Por lo tanto, hay que hacer hincapié en las ciudades globales para comprender los beneficios de la diversidad cultural como fuente de capital transcultural. Por lo tanto, adoptar y adaptarse al nuevo contexto de movilidad global es promover el mosaico de la diversidad cultural para añadir cohesión a los nuevos entornos sociales y económicos y así lograr sistemas liberales inclusivos que fomenten el desarrollo.
Según la UNESCO, el sector cultural y creativo es uno de los motores más potentes del desarrollo en todo el mundo, ya que representa más de 48 millones de puestos de trabajo a nivel global . El potencial de expandir, compartir y enriquecer la diversidad cultural ha promovido una cadena progresiva de desarrollo socioeconómico, especialmente en las últimas décadas con el crecimiento de las tendencias migratorias y los rápidos avances tecnológicos. Sin embargo, aún hoy en día sigue siendo un elemento de la economía mundial que pasa desapercibido.
Actualmente, el auge y fortalecimiento de una industria basada en la cultura, el conocimiento y la innovación es un pilar más del intercambio de productos y servicios en todo el mundo. Los complejos patrimonios culturales siguen transformándose para impulsar que las actividades culturales sean reconocidas por su importante valor económico, convirtiéndose en un elemento en sí mismo para el desarrollo. Entonces, la apuesta por la diversidad cultural para el fortalecimiento de las economías debe ser más fuerte como motor de inclusión social. En este sentido, la diversidad cultural no sólo significa la expresión de diferentes identidades de grupo y sus interconexiones, sino que también implica oportunidades económicas para todos.
Claramente, las diversas identidades y comunidades a través de la heterogeneidad en la sociedad global actual son motores para promover el intercambio y la innovación para trazar una ruta hacia el desarrollo. Dentro de las sociedades liberales, el desarrollo también implica procesos de aprendizaje, interacciones positivas, integración y cooperación a través del enriquecimiento mutuo y continuo con una gran capacidad de adaptación. Por ello, fomentar el diálogo sobre la importancia de cómo se vive la diversidad cultural en el día a día y a través de diferentes dimensiones es fundamental para crear políticas públicas que acepten una agenda más amplia para todos.