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Venezuela
¿Un "defraudador electoral" como presidente de Venezuela?

Por qué el mundo debe prestar atención
Maduro

Maduro vor Wahlanhängern in Venezuela

© picture alliance / Anadolu | Pedro Rances Mattey

El 28 de julio de 2024 se llevaron a cabo las elecciones presidenciales en Venezuela, marcadas por un fraude electoral comprobado. Según los resultados divulgados por el régimen, el dictador chavista Nicolás Maduro habría obtenido el 51,95 % de los votos, frente al 43,18 % del candidato opositor Edmundo González. Sin embargo, mediante un proceso meticulosamente preparado y apoyado por voluntarios organizados en 58.000 grupos, una acción estratégica de la oposición logró recopilar, en la noche electoral, copias de aproximadamente el 85 % de las actas de escrutinio provenientes de más de 30.000 centros de votación en todo el país. Estas actas fueron digitalizadas y utilizadas para calcular el verdadero resultado, basado en esta enorme muestra: aproximadamente un 67 % de los votos para González y apenas un 30 % para Maduro, demostrando así una clara manipulación electoral por parte del régimen de Maduro.

Meses antes de las elecciones, el escenario ya anticipaba un posible desastre para Maduro. A la popular y carismática María Corina Machado, destacada figura del partido Vente Venezuela y miembro de la Internacional Liberal, se le prohibió judicialmente postularse como candidata presidencial, a pesar de su rotundo triunfo en las primarias opositoras. Esta situación propició que el, hasta ese entonces, poco conocido Edmundo González se postulará con el pleno respaldo de una oposición unida, actuando de facto como un sustituto de Machado. La culminación del fraude electoral se produjo con una sentencia judicial en agosto, que ratificó los fraudulentos resultados que daban la victoria a Maduro. Hasta la fecha, la autoridad electoral no ha publicado las actas emitidas por las máquinas de votación.

En resumen, se trató de una afrenta al país y a sus ciudadanos, así como de un ataque directo a los derechos democráticos, perpetrado ante los ojos de la comunidad internacional. La reacción global fue variada: el bloque socialista de izquierda respondió con un débil murmullo, mayormente sin consecuencias; mientras que en las democracias del mundo la indignación fue abierta y contundente. Por otro lado, las grandes potencias autocráticas, como China y Rusia, ofrecieron su habitual reconocimiento a sus aliados antidemocráticos. En contraste, desde las democracias, hubo señales políticas de respaldo al verdadero ganador de las elecciones, Edmundo González, incluyendo su reciente encuentro en Washington D. C. con el presidente estadounidense Joe Biden.

Entre la esperanza y la represión: el camino de Venezuela tras las elecciones

¿Qué sigue ahora? Edmundo González, quien abandonó temporalmente Venezuela por razones de seguridad tras su elección y actualmente recibe mucho apoyo en su gira por varios países de América Latina, ha anunciado que regresará hoy para asumir su cargo. Por su parte, María Corina Machado, quien había permanecido oculta frente a amenazas de detención por parte de funcionarios del regimen, hizo ayer su primera aparición pública desde agosto del 2024 en una manifestación contra la nueva investidura de Maduro como presidente. Durante esta jornada de protestas, el equipo de María Corina Machado denunció la detención de la líder opositora venezolana. Horas después, fue liberada. Para hoy, ha planeado detallar los hechos de su detención.

El régimen de Maduro ha intensificado sin piedad la represión, aumentando las detenciones arbitrarias de civiles. Además, se ha informado sobre la detención de al menos 125 extranjeros, a quienes el régimen acusa de ser "mercenarios".

Estas acciones continúan la sistemática violación de derechos fundamentales practicada por el régimen de Maduro durante todo el proceso electoral. El martes, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó un informe que denuncia graves violaciones a los derechos humanos. Según la CIDH, la reelección de Maduro carece de "legitimidad democrática", debido a un proceso electoral marcado por obstáculos a la participación política de la oposición, incluyendo detenciones arbitrarias y descalificaciones.

El informe destaca que estas violaciones de derechos humanos y las prácticas de terrorismo de Estado son consecuencia del control absoluto que el Ejecutivo ejerce sobre todas las instituciones estatales, combinado con una corrupción generalizada y el debilitamiento de las autoridades públicas, lo que permite al régimen actuar con total impunidad.

El destino de Venezuela en el contexto internacional

Cuesta creer que Nicolás Maduro pueda seguir reprimiendo a la población sin provocar disturbios, dado su total falta de legitimidad. El comportamiento de la comunidad internacional podría ser crucial. El designado secretario de Estado de los EE. UU., Marco Rubio, es considerado un gran amigo de Venezuela y ha expresado críticas contundentes sobre la situación en el país. Muchos venezolanos depositan grandes esperanzas en él. Sin embargo, Rubio también tendrá que considerar la restrictiva agenda migratoria del presidente Donald Trump.

Desde la llegada de Maduro al poder en 2013, casi ocho millones de venezolanos han abandonado el país, muchos de ellos rumbo a los Estados Unidos. Este flujo migratorio se ha intensificado en los últimos años debido a la ineficacia y falta de capacidad del régimen de Maduro para afrontar la crisis económica con sus herramientas socialistas. Resolver el problema de los migrantes podría implicar un entendimiento con Maduro, lo que debilitaría una postura firme de los EE. UU.

El devastador balance del socialismo latinoamericano

Así, muchas cosas aún están por definirse. Sin embargo, hay algo que está claro: después de Cuba y Nicaragua, Venezuela ha proporcionado otro ejemplo espectacular del catastrófico legado del socialismo latinoamericano. Considerando que durante décadas estos países fueron exaltados por intelectuales de izquierda europeos como modelos gloriosos de economías autocráticas planificadas, su fracaso tiene una relevancia global que trasciende al continente. Esto es especialmente significativo, dado que en los últimos años América Latina ha mostrado signos de esperanza, gracias a los logros en la orientación hacia economías de mercado, como en Chile y Costa Rica, y, más recientemente, quizá en Argentina.

Está por verse si, en los próximos años, figuras carismáticas del nuevo liberalismo latinoamericano, como María Corina Machado, galardonada con el Premio Sájarov a la Libertad de Conciencia en 2024, la máxima distinción de la Unión Europea por su labor en defensa de los derechos humanos, podrán generar un impacto significativo. Las bases para ello fueron sentadas recientemente en la reunión de la Internacional Liberal en Santiago de Chile. El camino es largo, y la resistencia política, especialmente de la izquierda socialista omnipresente, es grande.

América Latina posee un enorme potencial, y cada vez más personas en la región son conscientes de ello. Sin embargo, para que este potencial se traduzca en democracias estables y en un futuro de libertad y prosperidad, es crucial que Europa y los Estados Unidos brinden un apoyo decidido y coherente. Hay mucho margen de mejora en este aspecto.

Frente al régimen de Maduro, que utiliza el terror como herramienta para mantenerse en el poder, el valiente pueblo venezolano comprende perfectamente lo que está en juego. María Corina Machado ha hecho un llamado a unirse a ella en las calles para manifestarse contra los intentos de Maduro de asumir un tercer mandato, a pesar de su clara derrota en las urnas. Su mensaje resuena como un llamado a la determinación en medio de la adversidad: