DE

Derechos Humanos
El Grito de Libertad de las Mujeres Iraníes

La lucha de las mujeres en Irán contra la opresión teocrática se ha convertido en un símbolo global de resistencia, reivindicando la libertad, los derechos humanos y la igualdad de género.
We Stand with Women of Iran

Acción en solidaridad con las mujeres y la ciudadanía iraní. Activistas, estudiantes y sociedad civil se manifestaron para concienciar sobre los derechos de las mujeres en Irán.

© Francesca Maceroni/Amnistía Internacional Italia

Un Contexto de Represión

Irán durante décadas fue escenario de una compleja lucha entre autoritarismo y aspiraciones de libertad. Bajo un régimen teocrático liderado por el Líder Supremo, la vida de las mujeres se encuentra profundamente condicionada por restricciones legales y sociales que buscan mantener un orden basado en la supremacía y el control de los hombres sobre las mujeres. 

En este marco, el código de vestimenta obligatorio y la vigilancia de la Policía de la Moral no son meros símbolos religiosos, sino instrumentos de control político que atentan contra derechos fundamentales como la libertad de expresión y la igualdad de género.

La represión se intensificó bajo el mandato de Ebrahim Raisi, un clérigo ultraconservador que priorizó la consolidación del autoritarismo. A pesar de su fallecimiento en 2024, el régimen ha mantenido su línea dura bajo el liderazgo temporal de Mohammad Mokhber, reforzando el control estatal mediante medidas que incluyen por ejemplo la instalación de cámaras para monitorear el cumplimiento del código de vestimenta. Sin embargo, en este contexto de opresión, las mujeres iraníes se han convertido en un símbolo global de resistencia.

En abril de 2024, el régimen iraní implementó el “Plan Noor” (Plan Luz), una campaña nacional que intensificó la vigilancia pública sobre las mujeres para garantizar el cumplimiento del código de vestimenta islámico. Esta iniciativa resultó en un aumento visible de las patrullas de seguridad a pie, en motocicleta y en vehículos policiales, cuyo objetivo es monitorear aspectos como el cabello visible, la ropa y el maquillaje de las mujeres en espacios públicos. Las sanciones incluyen multas, detenciones e incluso castigos físicos, reforzando un clima de represión.

Promesas Vacías de Reforma

Protesta en estadio de futbol
Los iraníes sostienen carteles «Woman Life Freedom» durante la Copa Mundial de la FIFA Qatar 2022. © Evrim Aydin/Anadolu Agency via Getty Images

Masoud Pezeshkian, elegido presidente este mismo año, había sugerido durante su campaña que buscaría limitar la interferencia de la Policía de la Moral en la vida cotidiana de las mujeres, particularmente en la aplicación del código de vestimenta. Sin embargo, desde su asunción, no ha tomado medidas concretas para modificar estas prácticas. Por el contrario, su compromiso público de lealtad al ayatolá Alí Jamenei y a los sectores conservadores del régimen ha dejado en claro que no desafiará el statu quo.

En el sistema político de la República Islámica, el presidente, aunque elegido por voto popular, tiene un poder limitado, ya que la autoridad suprema recae en el líder supremo. Jamenei, en el cargo desde 1989, mantiene el control absoluto sobre cuestiones claves como la política exterior, la seguridad nacional y el programa nuclear. Así, cualquier intento de reforma por parte del presidente, enfrenta barreras estructurales insalvables.

Pese a estas limitaciones, Pezeshkian expresó públicamente su intención de entablar “negociaciones constructivas” con las potencias occidentales para renovar el acuerdo nuclear de 2015, en el que Irán acordó limitar su programa nuclear a cambio del alivio de sanciones económicas. Sin embargo, estas promesas de apertura contrastan con la intensificación de la represión interna, como demuestra el “Plan Noor”, que refuerza las restricciones hacia las mujeres y perpetúa la línea dura del régimen. La distancia entre sus palabras y acciones subraya la continuidad de un sistema diseñado para preservar los intereses de los sectores más conservadores y represivos de la República Islámica.

Narges Mohammadi: La Voz de la Resistencia en Irán

Narges Mohammadi, periodista y defensora de los derechos humanos, es un símbolo de la lucha contra la opresión en Irán. Como vicepresidente del “Centro de Defensores de los Derechos Humanos”, fue encarcelada repetidamente por su activismo en favor de las mujeres y contra la pena de muerte. Actualmente cumple una condena de 12 años y 11 meses en la prisión de Evin, junto con una sentencia de 154 latigazos, impuesta por cargos como "propaganda contra el régimen" y por liderar protestas contra la violencia estatal.  En 2023, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz por su valentía y resistencia, aunque no pudo recogerlo debido a su encarcelamiento. Desde la prisión, Mohammadi continúa siendo una voz crucial en la lucha por la justicia y los derechos humanos en uno de los contextos más represivos del mundo.

Mahsa Amini y el Despertar de una Nación

Mujer iraní

Una mujer protesta por la muerte de Mahsa Amini, en los alrededores del consulado iraní en Estambul, en septiembre de 2022.

© Francisco Seco (AP)

En el año 2022, Mahsa Amini, una joven de 22 años que soñaba con una vida normal, fue detenida en una calle concurrida de Teherán simplemente porque un mechón de cabello escapaba de su velo. Días después, su muerte en custodia se convirtió en el catalizador de una ola de protestas dentro y fuera del país que, bajo el lema ‘Mujer, Vida, Libertad’, unieron a una nación cansada de la represión.

La respuesta del régimen fue brutal: cientos de muertos y miles de detenciones. Además, en un ataque directo a la libertad de prensa, las periodistas Nilufar Hamedi y Elahe Mohammadi, quienes informaron sobre la muerte de Amini bajo custodia de la Policía de la Moral, fueron condenadas a cinco años de prisión. Acusadas de “colusión contra la seguridad nacional” y de realizar “propaganda contra el sistema”, su caso expone cómo el régimen utiliza la represión no sólo contra los manifestantes, sino también contra quienes documentan y denuncian sus abusos.

Sin embargo, las mujeres iraníes, lejos de retroceder, transformaron su dolor en acción, desafiando al régimen a través de manifestaciones, discursos y activismo tanto dentro como fuera del país. La represión estatal, que busca silenciar tanto a quienes protestan como a quienes informan, ha dejado en evidencia el profundo desprecio del régimen por los derechos fundamentales, como la libertad de expresión y la libertad de prensa. Este contexto no solo amplifica el simbolismo de Mahsa Amini como mártir de la resistencia, sino que también resalta el papel crucial de quienes arriesgan su libertad para exponer la verdad.

La historia de Kiana Malek: Libertad en el Exilio

‘En Irán, se nos educa bajo ideas que contradicen los derechos humanos’, dice Kiana Malek, una activista que encontró hace 8 años en Uruguay el refugio que su país le negó. Su historia es la de una mujer que decidió convertir su exilio en una plataforma para defender la libertad, mostrando al mundo que incluso en la distancia, su voz sigue luchando por quienes no pueden hablar. Su historia se puede ver en un documental producido por la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad y el think tank CESCOS. Se trata de un testimonio en primera persona de cómo el exilio puede convertirse en una plataforma para la defensa de los derechos humanos.

Kiana describe su vida en Irán como una constante lucha contra imposiciones que contradicen los principios básicos de los derechos humanos. Para ella, la identidad persa es una fuente de orgullo, pero el sistema teocrático intentó distorsionarla para justificar la opresión. En Uruguay, Kiana no solo ha encontrado libertad, sino también una nueva perspectiva desde la cual contribuir a la causa de las mujeres iraníes.

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El feminismo comprometido con la libertad debe actuar como una fuerza transformadora que no se limite a la retórica, sino que busque soluciones concretas para quienes sufren la desigualdad en su forma más brutal.

Lucía Díaz Coll
Lucía Díaz Coll

Libertad como Bandera Global

La lucha por los derechos de las mujeres en Irán exige un feminismo que trascienda debates superficiales y se enfoque en las necesidades urgentes de quienes enfrentan detenciones, torturas y represión por el simple hecho de existir en un sistema diseñado para oprimirlas.

En un país donde millones de mujeres y niñas son vigiladas, castigadas y silenciadas, el feminismo debe aliarse con los principios del liberalismo. En este contexto, las ideas liberales ofrecen un marco indispensable para garantizar la autonomía personal, la igualdad ante la ley y la dignidad individual, en contraposición a un régimen que utiliza la religión y el poder estatal como herramientas de opresión.

El feminismo comprometido con la libertad debe actuar como una fuerza transformadora que no se limite a la retórica, sino que busque soluciones concretas para quienes sufren la desigualdad en su forma más brutal. Esto incluye denunciar activamente los abusos del régimen, apoyar a las activistas dentro y fuera del país, y promover políticas internacionales que exijan la rendición de cuentas de los gobiernos autoritarios. 

La libertad no es un ideal abstracto; es la base para construir sociedades donde las mujeres puedan desarrollarse plenamente, libres de miedo y coerción. En el caso de Irán, un enfoque feminista y liberal es esencial para generar un cambio real: un feminismo que abrace a la libertad como un derecho humano fundamental y que se oponga tanto a los autoritarismos como a las tendencias que trivializan estas luchas. 

El grito de libertad de las mujeres iraníes no es solo suyo: nos interpela a todos. Es un recordatorio de que la libertad y la dignidad son derechos universales que trascienden fronteras, culturas y religiones. Al alzar nuestras voces junto a las suyas, no solo apoyamos su lucha, sino que reafirmamos nuestra creencia en un mundo donde la igualdad y la libertad prevalezcan.