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Argentina
Un año de política económica de Javier Milei

Éxitos, retos y recomendaciones de actuación
En Argentina y en el mundo las formas de Javier Milei son cuestionadas, principalmente por sus actitudes populistas de derecha y sus polémicas declaraciones.

En Argentina y en el mundo las formas de Javier Milei son cuestionadas, principalmente por sus actitudes populistas de derecha y sus polémicas declaraciones.

© picture alliance / Juan Carlos Rojas | Juan Carlos Rojas

En noviembre de 2023 Javier Milei fue elegido Presidente de Argentina con una clara mayoría del 56%,asumiendo el cargo en diciembre de ese año. Cuando asumió el cargo, Milei heredó un difícil legado del anterior gobierno peronista, con una hiperinflación del 211% en 2023, una recesión del 1,6%, y una elevada tasa de pobreza del 45%. En el marco del primer aniversario del nuevo Gobierno el paper pretende presentarlos éxitos de la política económica hasta la fecha y los retos pendientes, así como presentar recomendaciones de actuación adecuadas desde nuestra perspectiva.

Primeros éxitos del nuevo Gobierno en política económica

  1. Descenso significativo de la inflación

Milei asumió la presidencia con una herencia de una política económica y financiera desastrosa del anterior gobierno peronista de Alberto Fernández. Argentina tenía la tasa de inflación más alta del mundo en 2023, en torno al 211%. En las encuestas electorales, la población citaba la hiperinflación como la mayor preocupación. Durante la campaña electoral, Milei había prometido hacer de la lucha contra la inflación su principal prioridad. Inmediatamente después de asumir el cargo, Milei presentó un ambicioso programa económico con una amplia ley ómnibus ("Ley Bases") con más de 600 medidas y un decreto de urgencia "Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU)" con unas 300 medidas. Sin embargo, Milei y su movimiento "La Libertad Avanza" no tienen mayoría propia en ninguna de las dos cámaras, por lo que dependen del apoyo de los diputados peronistas moderados y de clase media. Tras un primer intento fallido en abril, Milei consiguió que la ley ómnibus fuera aprobada por el Congreso en julio, aunque en una forma significativamente reducida, con unas 200 medidas. El decreto de emergencia, instrumento utilizado por anteriores presidentes argentinos para gobernar, sigue vigente, tras haber sido rechazado por el Senado pero no -al menos de momento- por la Cámara de Diputados. Con la aprobación de la ley ómnibus en particular, Milei ha logrado un hito importante, tanto como prueba de su capacidad para actuar en una coyuntura parlamentaria desafiante, como en relación con su programa de política económica centrado en la reducción del gasto público, la reducción de la burocracia y la presentación de una agenda de privatizaciones.

Milei ha conseguido reducir significativamente la tasa de inflación en su primer año de mandato aplicando duras medidas de austeridad. En términos mensuales (octubre), la inflación se sitúa ahora en torno al 2,7%,  un hito histórico. Los precios de los alimentos, en particular, han subido menos recientemente, mientras que los alquileres y la energía han seguido aumentando a un ritmo superior a la media. En términos anualizados, sin embargo, la tasa de inflación sigue rondando el 200%, pero es probable que siga bajando en los próximos meses, aunque sólo sea por el efecto estadístico de la eliminación gradual del cálculo anual de las elevadas tasas de inflación mensuales heredadas del Gobierno anterior.

  1. Primeros excedentes presupuestarios

Además de combatir la inflación, Milei se ha dedicado a la consolidación presupuestaria como segundo objetivo clave de su política económica y financiera. En consonancia con su particular visión del mundo, y su autodefinición como anarcocapitalista libertario, Milei considera que el Estado es un mal fundamental y sólo reconoce como tareas legítimas del Estado la salvaguardia del orden público y del ordenamiento jurídico. Inmediatamente luego de asumir el cargo, Milei empezó a reducir el gasto estatal suprimiendo o fusionando ministerios y autoridades subordinadas. Además, los sueldos y salarios del sector público y las pensiones aumentaron más lentamente que la inflación, lo que supuso un ahorro presupuestario real. En Argentina, esta política de "progresión fría" de la caída de los ingresos reales tiene una larga tradición y se conoce como "La licuadora". Además, Milei -en línea con su filosofía económica libertaria- ha puesto fin casi por completo a los proyectos de infraestructuras públicas, que en el futuro deberán financiarse de forma privada, de allí surge la famosa frase "No hay plata", que desde entonces se ha transformado en un clásico y tendencia de YouTube. La reducción gradual de las prestaciones sociales y los subsidios, sobre todo a la alimentación, la energía y el transporte público, supuso severos recortes para la población. Milei logró nuevas reducciones del presupuesto nacional mediante el aplazamiento -constitucionalmente controvertido- de los pagos del gobierno central a las provincias y amenazó con consecuencias financieras, en particular, a los gobernadores que no apoyaran su curso político. Ni uno solo de los 24 gobernadores del país (incluida la Ciudad Autónomade Buenos Aires) es miembro del movimiento "La Libertad Avanza" de Milei, y esto no cambiará hasta las próximas elecciones de diciembre de 2025.

Desde enero, el nuevo Gobierno ha logrado un superávit presupuestario todos los meses (por primera vez desde 2008), aunque en julio volvió a registrarse un ligero déficit, que el Gobierno explicó con un aumento estacional del gasto. La disciplina presupuestaria que se ha introducido es también un requisito previo importante para proseguir las negociaciones de reprogramación de la deuda con el FMI, cuyo mayor deudor es Argentina. El préstamo por un total de 44.000 millones de dólares -y las necesarias medidas de reforma gradual- se negociaron en 2018 bajo la presidencia de Mauricio Macri.

  1. Primeros anuncios de inversión en el sector de la energía y las materias primas

Argentina no sólo es rica en productos agrícolas, sino que también presenta condiciones atractivas para las inversiones en el sector de la energía y las materias primas. El país cuenta con considerables reservas de gas e hidrógeno y condiciones climáticas favorables para las energías renovables, así como valiosas materias primas, sobre todo litio, importante para la fabricación de baterías y uno de los tres países con mayores reservas después de Chile y Australia, pero también grandes reservas de cobre. Las inversiones en el norte de Argentina son de procedencia principalmente de China y son controverciales, sobre todo por su impacto en el medio ambiente y la población local. Sin embargo, debido a los riesgos geopolíticos y económicos, los países occidentales aspiran ahora a una mayor independencia de Estados autoritarios como Rusia y China en el sector de la energía y las materias primas, y trabajan para diversificar sus mercados de abastecimiento. Como país prooccidental y democrático, y debido a sus recursos existentes, Argentina ofrece aquí un potencial considerable. El hecho de que esta oferta aún no haya sido objeto de una mayor demanda por parte de Occidente tiene que ver sobre todo con las desfavorables condiciones de inversión existentes en el país hasta la fecha. Aquí es precisamente donde intervino Milei al lanzar el paquete de promoción de inversiones RIGI ("Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones") como parte de la ley ómnibus, que incluye exenciones fiscales a 30 años y facilidades de comercio exterior para inversiones de mayor envergadura (más de 200 millones de dólares) en sectores seleccionados (entre ellos, energía, materias primas, infraestructura y tecnología). Desde la entrada en vigor de la ley en julio, las primeras empresas extranjeras ya han anunciado inversiones, siguiendo el creciente interés de las empresas extranjeras en Argentina desde que Milei asumió el cargo. El riesgo país para Argentina en los mercados internacionales también ha disminuido significativamente en comparación con el anterior Gobierno peronista, aunque sigue estando por encima del nivel inicial de la presidencia de Mauricio Macri (2015-2019).

  1. Ampliación de la oferta de alquiler mediante la flexibilización de la ley de arrendamientos

Con el decreto de urgencia que entró en vigor a finales de 2023, Milei llevó a cabo una amplia liberalización de la ley de arrendamientos. Bajo el anterior gobierno peronista, los contratos de arrendamiento estaban sujetos a numerosas restricciones: el plazo debía ser de al menos tres años, los ajustes por hiperinflación sólo se permitían una vez al año y los contratos debían celebrarse en la moneda local, el peso, que sufría una pérdida de valor crónica. En vista de estas restricciones, muchos propietarios se abstuvieron de poner sus propiedades en el mercado, prefiriendo dejarlas vacías como propiedades de inversión y especulando sobre el futuro. Como consecuencia, la demanda de propiedades superaba con creces la oferta disponible. Esta situación cambió bruscamente tras el cambio de gobierno y la liberalización de la ley de arrendamientos: los inquilinos podían negociar libremente las condiciones y la moneda, a menudo ahora trimestralmente y en dólares estadounidenses. Los portales inmobiliarios correspondientes registraron inmediatamente más del doble de propiedades en alquiler.

Mientras que este efecto volumen -económicamente esperado- puede considerarse un éxito, el efecto precio requiere una visión más diferenciada. A menudo, los inquilinos actuales han tenido que aceptar que se triplicara su alquiler al expirar su contrato. En cambio, los alquileres de los nuevos arrendatarios han bajado una vez ajustados a la inflación. Sin embargo, el nivel absoluto de los alquileres en Argentina sigue siendo elevado. A ello se suman los costos asociados, que han aumentado considerablemente debido a la drástica reducción de las subvenciones, en particular para la energía. Como consecuencia, 4 de cada 10 jóvenes argentinos de entre 25 y 35 años siguen viviendo con sus padres o abuelos.

Sensatez liberal y populismo reaccionario

En Argentina y en el mundo las formas de Javier Milei son cuestionadas, principalmente por sus actitudes populistas de derecha y sus polémicas declaraciones.

En Argentina y en el mundo las formas de Javier Milei son cuestionadas, principalmente por sus actitudes populistas de derecha y sus polémicas declaraciones. Aunque su programa de estabilidad debe tomarse en serio.

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Retos actuales de la política económica

  1. Recesión

Los éxitos iniciales del nuevo Gobierno en la reducción de la inflación y el déficit presupuestario no se han reflejado aún en una mejora de la situación económica real del país. Por el contrario, Argentina se encuentra en una grave recesión y tanto los economistas argentinos como los internacionales prevén que el PIB caiga algo menos del 4% este año, tras haber caído ya un 3,4% en el primer semestre. Esto convierte a Argentina en el único país del G20 que sufrirá una grave recesión este año. El principal objetivo de la política económica de Milei es combatir la inflación; todos los demás objetivos están subordinados a esta meta general. Como resultado, la población está pagando un alto precio en forma de crisis económica por la menor inflación que en general se desea. La demanda de los consumidores se ha desplomado en un porcentaje de dos dígitos a lo largo del año, agravada por la paralización casi total de la inversión pública. Milei apela a la paciencia de la población para superar el actual periodo de vacas flacas y promete luz al final del túnel en cuanto se haya resuelto de forma duradera el problema, a su juicio más importante, de la inflación. Aunque Milei ya anunció el fin de la recesión a principios de noviembre, los indicadores económicos y las voces empresariales han especulado hasta ahora con un panorama más cauto. La cuestión más debatida entre los economistas argentinos en estos momentos es, por tanto, cuándo y con qué intensidad se producirá el repunte económico, si en forma de "V", de "U" o simplemente una prolongación de la miseria en forma de "L".

  1. Mayor desempleo

El desempleo ha sustituido ahora a la inflación como la mayor preocupación de los argentinos en las encuestas. Directamente relacionado con la crisis económica está el aumento del desempleo (oficial) hasta el 8%. Hay que tener en cuenta que la proporción de empleados en el sector informal en Argentina ronda el 45%, lo que significa que - como en muchos países latinoamericanos - carecen de seguridad social. La disminución de la demanda de consumo y de la inversión se traduce en una menor demanda de mano de obra. Al mismo tiempo, se ofrece más mano de obra, ya que cada vez más argentinos dependen de un segundo o incluso tercer empleo debido al retraso de los salarios con respecto a la inflación. Al mismo tiempo, desaparecen (inevitablemente) puestos de trabajo en el sector público: con el fin de reducir el gasto público y aumentar la eficiencia del sector público (alrededor de 3,5 millones de empleados estatales), que recibió un gran impulso bajo el anterior gobierno peronista, Milei ha empezado a recortar decenas de miles de puestos de trabajo en el sector público (hasta ahora unos 30.000 de los 70.000 anunciados).

  1. ¿Reducción sostenible de la inflación?

Aunque el significativo descenso de la inflación desde la toma de posesión del nuevo Gobierno es un claro éxito, queda por ver hasta qué punto será sostenible. En primer lugar, es probable que la reducción gradual de las subvenciones, por ejemplo a la alimentación, la energía y el transporte público, provoque de forma natural un aumento de los precios de estos bienes y servicios, lo que ya puede observarse en la vida cotidiana. En segundo lugar, el descenso de la inflación también se debe en parte a la caída de la demanda de consumo relacionada con la recesión. Para que la inflación se mantenga baja a largo plazo, una vez que la demanda se recupere, es necesario que la oferta de bienes y servicios aumente. En tercer lugar, el concepto de medición oficial de la inflación en Argentina no está exento de controversia, ya que el aumento de los precios de los bienes básicos que necesitan, en particular tal como lo percibe la población más pobre, es en algunos casos significativamente superior a las cifras comunicadas oficialmente, lo que presenta dudas sobre la representatividad de la cesta de bienes utilizada como base).

  1. ¿Política fiscal sostenible?

La reducción del déficit presupuestario también puede considerarse un éxito del nuevo gobierno. Se han logrado superávits presupuestarios mensuales desde principios de año, aunque en julio volvieron a convertirse en un ligero déficit. También hay que señalar que, además de los recortes reales, los ahorros se lograron en parte con la ayuda de "frutas que penden de un hilo" en forma de medidas puntuales que probablemente no sean sostenibles, al menos no sin efectos negativos sobre el crecimiento y la estabilidad social: pagos de sueldos y salarios y aumentos de pensiones por debajo de la tasa de inflación ("mezcladores"), retención de pagos del gobierno central a las provincias, paralización prácticamente total de las inversiones en obra pública.

  1. Peso sobrevalorado

Inmediatamente después de tomar posesión en diciembre, el nuevo gobierno devaluó el peso un 54% frente al dólar estadounidense con el objetivo de reducir la brecha ("La Brecha") con el tipo de cambio no oficial ("Dólar Blue"), lo que inicialmente tuvo éxito. Desde entonces, sin embargo, Milei ha mantenido una devaluación progresiva ("crawling peg") del peso de sólo el 2% mensual, muy por debajo de la tasa de inflación. Como consecuencia, la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el no oficial ha vuelto a aumentar, lo que también se debe a la incertidumbre política, al menos hasta que se aprobó la ley ómnibus en julio. Por este motivo, los mercados consideran que el tipo de cambio oficial está sobrevalorado, lo que encarece las exportaciones importantes para la economía argentina (especialmente la agricultura), y la industria argentina sólo es competitiva a nivel internacional hasta cierto punto. Por el contrario, las importaciones se han abaratado debido al tipo de cambio, con lo que los argentinos compran cada vez más a los países vecinos (sobre todo a Chile) y las empresas locales de Argentina carecen por tanto de demanda, lo que agrava aún más la situación económica.

  1. Las restricciones al comercio exterior siguen siendo considerables

Además del peso sobrevalorado, las aún considerables restricciones al comercio exterior dificultan el intercambio internacional de bienes y servicios y también están resultando un obstáculo para los inversores extranjeros. En la actualidad, las importaciones siguen sujetas a elevados impuestos (PAÍS) del 17,5%, lo que se traduce en costos considerables tanto para los consumidores particulares como para las empresas argentinas. Por ejemplo, una tableta normal de chocolate importada de Europa cuesta el equivalente a 8 euros, lo que la convierte en un bien de lujo en Argentina, mientras que la misma tableta al otro lado del Río de la Plata, en Uruguay, cuesta sólo la mitad de esa cantidad, y en los supermercados alemanes apenas un euro. Las consecuencias son más graves para las empresas argentinas que dependen de insumos extranjeros para su producción o tienen que, por ejemplo, pagar licencias de software. El nuevo Gobierno ha anunciado su intención de reducir los impuestos a la importación al 7,5% de aquí a finales de año, algo que urge ante las desventajas de los precios.

Si bien los impuestos a la importación pueden al menos ser tenidos en cuenta por las empresas en sus cálculos de precios, los requisitos de autorización existentes para las importaciones siguen haciendo que la actividad económica en Argentina sea prácticamente impredecible. Los tiempos de espera para las autorizaciones de importación y los burocráticos procesos de despacho de aduanas, incluso para artículos de uso cotidiano, provocan paradas de producción y largos plazos de entrega. Actualmente por ejemplo hay escasez de plástico, lo que significa que hay tiempos de espera para todas las tarjetas de plástico, como es el caso de los permisos de conducir.

Además, existen restricciones a las transacciones en moneda extranjera ("cepos"), con el resultado de que las empresas extranjeras tienen que esperar el pago de sus servicios por parte de sus socios comerciales locales en Argentina y, por lo tanto, a veces incluso renuncian a nuevas oportunidades de negocio. Los particulares sólo pueden cambiar legalmente en pesos el equivalente a 200 USD al mes. A pesar de ello, se considera que Argentina posee la tercera reserva mundial de dólares estadounidenses, después de los Estados Unidos y Rusia. También se calcula que los argentinos han invertido cientos de miles de millones de dólares en el extranjero, a menudo en el vecino país Uruguay, que es un lugar importante para la banca extranjera. Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, han anunciado que sólo podrán levantar las restricciones monetarias en una "fase 3" (tras la terapia de choque de la "fase 1" y una vez estabilizada con éxito la "fase 2", en particular la lucha sostenida contra la inflación). No está claro cuándo será esto, ya que depende de las cifras de inflación de los próximos meses. En un discurso pronunciado en la Bolsa de Nueva York a finales de septiembre, Milei precisó que los "Cepos" sólo podrían cancelarse una vez que la inflación hubiera descendido al 0%. La reacción del mercado fue correspondientemente negativa. Desde una perspectiva económica, también hay que señalar que un objetivo de inflación del 0% no es sensato ni necesario para la estabilidad monetaria; incluso los bancos centrales respetados internacionalmente, que tienen éxito en términos de política de estabilidad, como la Fed o el BCE, no persiguen la inflación cero, sino un objetivo de inflación del 2%. Teniendo en cuenta las convicciones económicas liberales fundamentales de Milei, resulta sorprendente que su Gobierno adopte una postura tan oscilante ante la cuestión de la liberalización del comercio de divisas, sobre todo teniendo en cuenta que ello también obstaculiza la reactivación económica al aumentar las exportaciones argentinas.

  1. Conflictos diplomáticos superfluos

En su primera gran aparición internacional tras las elecciones, Milei expuso su política económica y su credo filosófico en el Foro Económico Mundial de Davos a finales de enero. “Occidente está amenazado de extinción, el principal adversario es el socialismo, frente al que el mercado es moral, económica e históricamente superior. Cualquier intervención del Estado fuera de la política de seguridad es contraproducente porque no hay fallos del mercado (ni siquiera en la política de competencia, social o climática)”, explicó Milei sobre su visión del mundo, que él mismo califica como libertaria y anarcocapitalista. Al hacerlo, también se distancia agresivamente del liberalismo clásico, representado en particular por la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, con su compromiso con la libertad, la economía social de mercado, los derechos humanos, la democracia y el Estado de Derecho. Milei considera el liberalismo una "traición" y una forma más de socialismo que "pone obstáculos a los mercados". Desde entonces, Milei no se ha limitado a materializar sus ideas políticas en Argentina, sino que participa apasionadamente en una lucha cultural internacional entre la libertad y el socialismo. Para ello, mantiene e intensifica una red de líderes internacionales de derecha y autoritarios -y a menudo, sólo limitadamente, con amantes de la libertad-, desde Donald Trump y Jair Bolsonaro hasta Viktor Orbán y Vox en España.

El discurso de Milei en la Asamblea General de la ONU a finales de septiembre, en el que se distanció del "Pacto para el Futuro", que contaba con el apoyo de 134 Estados miembros, también suscitó una gran incomprensión internacional. Lo justificó diciendo que se trataba de una "agenda socialista" que pondría en peligro la recuperación económica de Argentina. Argentina se unió así a la comunidad de los pocos Estados que rechazaron el pacto, entre ellos Corea del Norte, Irán y Sudán. A mediados de octubre, el gobierno argentino anunció que no firmaría una declaración final sobre la igualdad de la mujer en la cumbre del G20 que se celebraría en Río de Janeiro en noviembre, siendo el único país que lo hizo después de que incluso Arabia Saudíta anunciara su acuerdo. En la conferencia COP29 sobre cambio climático, celebrada en Bakú a mediados de noviembre, la delegación argentina se marchó antes de tiempo.

Milei critica con firmeza la invasión rusa de Ucrania, los ataques de Hamás contra Israel y las dictaduras socialistas latinoamericanas de Venezuela, Nicaragua y Cuba, que la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad también aplaude enfáticamente. Además, acompaña sus discursos con hechos, por ejemplo, admitiendo a políticos de la oposición venezolana en la embajada argentina en Caracas, lo que hizo que Nicolás Maduro rompiera las relaciones diplomáticas entre ambos países y la embajada argentina y sus ocupantes se encuentran -actualmente- bajo la custodia de Brasil.

Por otro lado, es problemático que Milei se deje llevar sistemáticamente por ataques completamente exagerados contra políticos democráticos, tanto en discursos como en su intensa participación en las redes sociales. Por ejemplo, sus reiterados ataques verbales al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y a su esposa ("corruptos") provocaron la retirada del embajador español en Argentina. Al mismo tiempo, Milei viajó a España para solicitar intensamente inversiones a empresarios, para los que los ataques a Sánchez fueron contraproducentes. Desde que asumió el cargo, Milei no ha mantenido ni una sola reunión bilateral con el presidente brasileño Lula da Silva, vecino del país en el MERCOSUR y la mayor economía de América Latina. En su lugar, Milei ha calificado a Lula de "dictador" o "dinosaurio". También provocó a Lula haciendo que su -ahora destituido- ministro de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, le representara en la última cumbre del MERCOSUR, al mismo tiempo que se reunía en Brasil con Bolsonaro, predecesor y enemigo político de Lula. La antipatía personal entre Milei y Lula está impidiendo una cooperación política y económica más fuerte entre los dos países, así como una integración más fuerte del MERCOSUR. Incluso está poniendo en peligro las fases finales del acuerdo de libre comercio UE-MERCOSUR, que se lleva negociando más de 20 años, y Milei incluso ha planteado recientemente un acuerdo bilateral propio con la UE.

Las empresas extranjeras que consideran a Argentina como un lugar atractivo para la inversión per se, se sienten irritadas por los constantes conflictos diplomáticos de Milei. Las buenas relaciones internacionales, especialmente entre países democráticos, sobre todo al más alto nivel político, a pesar de las diferencias en detalles que se puede tener, son un importante factor de confianza y, por tanto, un factor en lo que se debe focalizar..

Recomendaciones de actuación

  1. Continuar la estabilización, fomentar el crecimiento

El nuevo Gobierno ha logrado sus primeros éxitos importantes en la estabilización de la política monetaria y fiscal. Ahora es importante afianzar esta estrategia macroeconómica a largo plazo para que la hiperinflación y la elevada deuda pública de Argentina sean por fin cosa del pasado.

Al mismo tiempo, Argentina necesita una estrategia de crecimiento microeconómico para salir de la grave recesión actual y situar al país en una senda de crecimiento sostenible. La estabilización es una condición necesaria, pero no suficiente, para el crecimiento. Por lo tanto, es muy dudoso que un enfoque unilateral en la lucha contra la inflación y los déficits presupuestarios sea suficiente para poner al país en modo de crecimiento. Ello requiere inversiones nacionales y extranjeras y, a su vez, unas condiciones marco atractivas y competitivas a escala internacional. Elementos importantes en este sentido son la reducción de la burocracia y el exceso de regulación en todos los niveles de la administración local, como en  infraestructura moderna (en particular, transporte, digitalización, educación y sanidad), un mercado bancario y de capitales eficiente y un sistema fiscal eficaz. La afirmación del Gobierno "No hay plata" es demasiado generalizada y no es realista ni políticamente comprensible. Es crucial que el Gobierno logre crear oportunidades de inversión atractivas en Argentina, sobre todo para que los argentinos ricos puedan volver a invertir sus importantes activos extranjeros de forma productiva en su propio país. Hoy en día, a menudo se plantea el problema del huevo y la gallina: el Estado carece de ingresos fiscales, mientras que para los argentinos ricos y las empresas la evasión fiscal es el deporte nacional número uno (incluso por delante del fútbol) para escapar de lo que consideran un despilfarro de los ingresos fiscales generados en el sector privado en un aparato estatal inflado que padece una corrupción generalizada, al menos bajo el anterior gobierno peronista.

A pesar de su apoyo fundamental al curso estabilizador de Milei, incluso los representantes del FMI han expresado recientemente sus críticas al enfoque unilateral en la reducción de la inflación. Por ejemplo, consideran que las intervenciones en el mercado de divisas en forma de ventas de dólares estadounidenses para apoyar al peso no son ni convenientes ni sostenibles debido a las ya limitadas reservas de divisas del banco central argentino. Los controles de capital también son contraproducentes para la recuperación económica del país. Suprimir los controles sería una importante señal de confianza para los mercados y podría estimular directamente el comercio exterior y la inversión, especialmente si es acompañado con la nueva ley de promoción de inversiones RIGI. Aunque la liberalización de las transacciones en divisas provocaría inicialmente una devaluación del peso y, por tanto, temporalmente una mayor inflación, también abarataría las exportaciones argentinas y el peso volvería a fortalecerse con un repunte de la actividad económica.

  1. Independencia del banco central en lugar de dolarización

Durante la campaña electoral, Milei se presentó con la promesa de sustituir el peso por el dólar estadounidense y eliminar el banco central argentino. Desde que asumió el cargo, Milei ha insistido repetidamente en este "objetivo final" en sus apariciones públicas, aunque todavía no ha presentado un calendario. Recientemente, también ha planteado la idea de un sistema monetario paralelo, que Argentina ya tiene de facto debido a la mencionada importancia del dólar estadounidense como medio de almacenamiento y pago. Los impresionantes éxitos en la lucha contra la inflación demuestran también que la eliminación del Banco Central no es necesaria. Por el contrario, esto haría a Argentina completamente dependiente del curso de la política monetaria de la Reserva Federal de EE.UU., aunque esto contradice las medidas de política monetaria necesarias para Argentina en términos de política económica. Por el contrario, es importante consagrar la independencia del banco central argentino en el derecho constitucional y dotarlo de un mandato claro orientado a la estabilidad, de modo que no sea utilizado indebidamente como una prolongación de la máquina de imprimir dinero de los políticos, como ha sido el caso hasta ahora, sino que sea responsable de la estabilidad monetaria. Ningún país del mundo organizado democráticamente con un banco central independiente sufre hiperinflación. Esta es la clave para salvaguardar institucionalmente la estabilidad monetaria y no la dolarización y la eliminación del propio banco central con efectos secundarios negativos potencialmente considerables.

  1. Centrarse en los problemas económicos del país en lugar de en una guerra cultural en todo el mundo

Dada la magnitud de los problemas económicos -y sociales- heredados del gobierno anterior, éste debería ser el centro de la labor del nuevo gobierno. Aunque se han logrado éxitos iniciales de estabilización, el país está inmerso en una crisis económica y muchos argentinos están preocupados por sus empleos y por cómo podrán pagar el aumento de los precios de los productos de primera necesidad a finales de mes. La guerra cultural global contra el socialismo iniciada por Milei en Davos -y continuada en Nueva York- y la lucha interna contra quienes piensan y viven distinto -ya sea a través del cierre de centros antidiscriminación, el cambio de nombre de edificios y los ataques casi diarios en las redes sociales- molesta, consume energía y desata conflictos innecesarios allí donde sería necesario priorizar en los problemas económicos centrales de Argentina.

  1. Crear consenso y una amplia mayoría

Milei fue elegido presidente con una clara mayoría y alrededor de la mitad de la población sigue apoyando su rumbo. Sus partidarios le apoyan, en parte por auténtica convicción, en parte por esperanza, y en parte por desesperación ante la falta de alternativas. Esto le da un viento de cola para llevar adelantesus ideas políticas. Sin embargo, como ya se ha mencionado, no tiene mayoría propia en ninguna de las dos cámaras del Congreso y, por tanto, depende de la cooperación, al menos selectiva, de los diputados burgueses y peronistas moderados. El estilo político de confrontación de Milei ("yo no negocio") -al menos como posición de partida- y su encasillamiento en amigo-enemigo ha provocado retrasos y dilataciones innecesarias, especialmente en lo que respecta al importantísimo proyecto de ley ómnibus. Y ello a pesar de que en el Congreso existe básicamente una mayoría a favor de un rumbo reformista y de que diputados de otros grupos parlamentarios también habían ofrecido a Milei una cooperación al menos selectiva y constructiva. Las elecciones al Congreso no están previstas hasta diciembre de 2025, y Milei tendrá que arreglárselas sin mayoría propia durante al menos ese tiempo. Tendrá que buscar mayorías y aceptar compromisos hasta las elecciones, tanto en las cuestiones presupuestarias y de reforma fiscal, excluidas de la ley ómnibus, como en proyectos de reforma de mayor alcance -Milei ya ha anunciado que tiene "unas 3.000" medidas de reforma más en su agenda-. Es de esperar que busque proactivamente este consenso para poder aplicar con rapidez los proyectos de reforma clave en función de la difícil situación económica.

Cuanto más amplia sea la mayoría política que apoye el rumbo reformista de Milei en el Congreso, más claro será el mensaje para quienes, en la oposición peronista organizada y en la población, combaten el rumbo del nuevo gobierno en manifestaciones semanales-a veces violentas- frente al Congreso y en las calles de Buenos Aires, y que a pesar de todos los fracasos del pasado, siguen soñando con una Argentina peronista-socialista.

  1. Una política social eficaz

La tasa oficial de pobreza en Argentina es del 53%, superior al 45% registrado a finales del año pasado. Los sectores más pobres de la población, en particular, están sufriendo las consecuencias de la reducción de las subvenciones a la alimentación, la energía y el transporte público llevada a cabo por el nuevo gobierno. En términos de política pública, la reducción de las subvenciones es lo correcto, sobre todo para equilibrar el presupuesto nacional. Por ejemplo, un billete de autobús en Buenos Aires costaba alrededor de 70 pesos en noviembre de 2023, el equivalente a 7 céntimos de euro. Por lo tanto, para mantener en funcionamiento el transporte público se necesitaban considerables subvenciones a cargo de fondos públicos. Además, las inversiones en el mantenimiento, por no hablar de la modernización del sistema de transporte, no podía realizarse con estos precios y, por lo tanto, se descuidaron. Desde la toma de posesión del nuevo gobierno, los precios del transporte público se han multiplicado por diez, lo que significa que muchos argentinos ya no pueden permitirse el viaje diario en autobús al trabajo o a la escuela, y tienen que caminar largas distancias para llegar..

En lugar de distribuir subsidios para todos, con precios artificialmente bajos, tendría sentido apoyar a los verdaderamente necesitados con transferencias financieras directas, además de una política de crecimiento que garantice más inversiones y más empleos productivos y, por tanto, mejor pagados. Sería la expresión de una economía social de mercado en lugar de un burdo "sálvese quien pueda" libertario.

Un componente importante de una política social más eficaz es también la reforma de los sistemas de seguridad social, en particular de las pensiones. En la actualidad, el debate político en Argentina se centra casi exclusivamente en el nivel de ajuste de las pensiones a la inflación. Sin embargo, aún no se ha abordado la excesiva fragmentación de las instituciones de la seguridad social, que, por una parte, genera costos administrativos innecesariamente elevados y, por otra, sólo permite establecer una conexión débil entre las cotizaciones y las prestaciones en forma de derechos de pensión parcialmente solapados y privilegios para determinados grupos profesionales. Además, Argentina no es inmune al cambio demográfico, aunque en menor medida que otros países como Alemania o Japón. Por lo tanto, también es importante preparar el futuro del sistema de pensiones en Argentina. Esto incluye el aumento o la flexibilización de la edad de jubilación y la transformación del actual sistema de pensiones de reparto en un sistema de capitalización más sólido. Esto último también podría mejorar la oferta de financiación del mercado de capitales para las inversiones en el país.

  1. Estudiar modelos históricos

Aunque las situaciones históricas sólo son transferibles hasta cierto punto, merece la pena echar un vistazo a la historia de los retos económicos de Argentina. En primer lugar, una mirada a la propia historia argentina. El periodo de gobierno de Carlos Menem y su Ministro de Economía Domingo Cavallo es un caso de estudio particularmente interesante para el nuevo gobierno. Pusieron en marcha un amplio programa de estabilización en los años noventa, que inicialmente combatió con éxito la hiperinflación y liberalizó la economía, pero que finalmente fracasó debido a una caja de conversión excesivamente rígida en relación con el dólar estadounidense, lo que ofrece interesantes lecciones para la dolarización en Argentina.

También hay estudios de casos internacionales que merece la pena analizar:

  • Hace exactamente 100 años, el Canciller liberal Gustav Stresemann aplicó con éxito un programa de austeridad en Alemania, con una reforma monetaria radical y drásticos recortes del gasto público, y reintegró a Alemania en la comunidad internacional, incluidos sus mercados de capitales, tras las turbulencias de la Primera Guerra Mundial, aunque esto sólo duró poco tiempo tras su muerte y la crisis económica mundial.
  • Pocas semanas después de la caída del Telón de Acero, el Primer Ministro Leszek Balcerowicz puso en marcha en Polonia un ambicioso programa de reformas para liberar al país del socialismo, estabilizar la economía, y desencadenar las fuerzas del mercado con una rápida y completa "terapia de choque". Desde entonces, Polonia se ha convertido en un éxito económico en Europa, dejando atrás a muchos países del Este.
  • Como Presidente de Brasil en la década de 1990, Fernando Henrique Cardoso se dedicó a luchar contra la inflación. Al mismo tiempo, modernizó los sistemas educativo y sanitario e introdujo un sistema de transferencias directas para los más necesitados. Defiende un modelo que combina el éxito económico con una política social moderna y eficaz.

Estos estudios de casos -ejemplares- pueden proporcionar a Argentina material ilustrativo de que la estabilización y el crecimiento son posibles, pero también requieren una política económica de origen único, que no debe descuidar la cohesión social.

  1. Centrarse en las propias fortalezas de Argentina en lugar de soñar con la "Irlanda de Sudamérica"

Tanto Milei como otros altos cargos políticos argentinos citan repetidamente a Irlanda como modelo a seguir para Argentina. En sus discursos, Milei señala, con acierto estadístico, que el PIB per cápita de Irlanda es un 50% superior al de Estados Unidos. No cabe duda de que Irlanda es un ejemplo de país que ha pasado de ser un "país pobre" de Europa en los años ochenta a convertirse en un lugar de éxito internacional con unas tasas de crecimiento impresionantes. Sin embargo, Irlanda no es un modelo adecuado para Argentina. No sólo porque Irlanda también tiene retos (por ejemplo, una fuerte dependencia de los inversores extranjeros, un mercado nacional pequeño, un sector inmobiliario en dificultades). Y lo que es más importante, la recuperación económica de Irlanda desde su adhesión a la UE en 1973 ha contado con el importante apoyo de los fondos estructurales de Bruselas. Irlanda utilizó hábilmente la desgravación fiscal asociada para lograr tipos bajos del impuesto de sociedades, en torno al 10%, y consiguió así atraer inversiones extranjeras, sobre todo de EE.UU. en los sectores tecnológicos, farmacéuticos y financieros. Sin embargo, el MERCOSUR no es (todavía) la UE, por lo que no hay fondos estructurales para Argentina procedentes de Montevideo, sede del MERCOSUR. Recientemente Irlanda también se ha beneficiado considerablemente del Brexit, ya que ahora es el único país anglófono de la UE (junto con Malta). Muchas empresas de terceros países recurren ahora a Irlanda en lugar de al Reino Unido para beneficiarse de la libertad de circulación y el pasaporte del mercado único. Tampoco para Argentina existe un "beneficio inesperado" como el Brexit. Además, aunque el idioma español es cada vez más popular, la lengua predominante del mundo de los negocios sigue siendo  el inglés.

En su lugar, Argentina debería centrarse en sus propios puntos fuertes, que tiene literalmente en abundancia con sus recursos en el sector energético y de materias primas, y -lo que desgraciadamente no es habitual en la región y en el mundo- de consolidarse como una democracia estable sin conflictos militares en la región. También tiene una población (relativamente) joven y, para los estándares latinoamericanos, bien educada y con una gran afinidad por la tecnología. Algunas de las startups argentinas, los "unicornios" con una valoración de mercado de más de 1.000 millones de dólares, también tienen éxito internacional. No es casualidad que Milei promueva inversiones del sector tecnológico durante sus numerosas visitas a Silicon Valley, donde quiere convertir a Argentina en un centro mundial en el campo de la inteligencia artificial. Sin embargo, cabe señalar aquí críticamente que esto se pretende llevar a cabo expresamente sin una regulación y sin una política de competencia adecuada, con el riesgo de una "carrera hacia abajo" con efectos potencialmente negativos sobre los efectos macroeconómicos de bienestar, la capacidad de innovación a largo plazo del sector y de la ciberseguridad, que cada vez se ve más amenazada en todo el mundo por delincuentes y regímenes autoritarios.

Con una política económica orientada hacia la estabilización y el crecimiento sostenible que no descuide la cohesión social, y como socio confiable y responsable a nivel internacional, Argentina tiene la oportunidad de volver a sus tiempos gloriosos de finales del siglo XIX cuando era el país más rico del mundo y un lugar de añoranza para muchos europeos ("Rich like an Argentine"). Argentina tiene todas las oportunidades, ¡sólo tiene que aprovecharlas!

 

El Prof. Dr. Karl-Heinz Paqué es Presidente del Consejo de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad. El Dr. Hans-Dieter Holtzmann dirige la oficina de la Fundación en Buenos Aires.