Sahel
Influencia rusa en el Sahel: Wagner y el apoyo de las juntas militares
Mientras en Occidente prestamos especial atención a la acción de Rusia en nuestra frontera del este de Europa, al sur, en el Sahel, la presencia rusa es cada vez mayor no sólo en el sector de la defensa y la seguridad, sino también en la aceptaciónsocial. Esa presencia se ha acentuado especialmente a partir de septiembre de 2021, cuando la junta militar maliense que gobierna desde el golpe de Estado de mayo de 2021, comenzaba a tener claro que no iba a celebrar elecciones en febrero de 2022.
A pesar de que el acuerdo militar entre Malí y Rusia se firmó en 2019, en diciembre de 2021 ambos ministros de exteriores reafirmaron su voluntad de continuar con el partenariado militar, especialmente porque Francia había anunciado unos meses antes el fin de Barkhane. La Operación Barkhane es una operación antiterrorista francesa que comenzó el 1 de agosto de 2014, contra grupos yihadistas en la región africana del Sahel. Llegó a tener hasta 5100 soldados franceses desplegados sobre el terreno. Durante ese mes, Malí recibió cuatro helicópteros militares rusos y aproximadamente un 80% de equipamiento militar de las fuerzas armadas malienses son de origen ruso. Todavía en diciembre de 2021, se seguía negando a nivel institucional la presencia de la empresa militar privada rusa Wagner, a pesar de que en septiembre ya se había filtrado que las primeras conversaciones habían tenido lugar para desplegar a los primeros 1000 componentes de la contrata militar. Los rumores en septiembre eran que además de proporcionar seguridad a los líderes de la junta militar, entrenarían a las fuerzas armadas y realizarían operaciones conjuntas contraterroristas. En diciembre de 2021, comienza a ser innegable la presencia de militares rusos o de la sociedad militar privada Wagner sobre el territorio, por las imágenes aéreas de la creación de una base militar al lado del aeropuerto de Bamako. El 5 de enero aparecen imágenes del primer muerto de Wagner/Rusia por un explosivo en el centro de Malí y sobre el terreno comienzan a haber rumores de su presencia en la base militar de Tombuctú, al norte del país.
Es importante destacar que los analistas sobre el terreno no son capaces de afirmar con certeza si son militares rusos o del contingente de Wagner los que se encuentran en las diferentes regiones del país, pero es irrelevante en tanto que Wagner, al igual que todas las empresas privadas rusas es utilizado como un instrumento de proyección política, militar o diplomática del gobierno. De acuerdo con los expertos como el Center for Strategic and International Studies (CSIS), las sociedades militares privadas rusas tienen 16 acuerdos con gobiernos de África Subsahariana en 2021. Esta práctica no es sólo rusa, ocurre lo mismo con las empresas militares de diferentes países del mundo como China. Por todo ello, a pesar de que se niegue el despliegue de Wagner a efectos prácticos existen relaciones probadas no sólo en el terreno saheliano sino en el mundo entero de que son un brazo más de la política militar rusa.
Como consecuencia de la presencia de los “mercenarios” de Wagner, las relaciones entre Francia y Malí se han deteriorado. Ambos gobiernos han intercambiado declaraciones hostiles durante el último trimestre de 2021 y el pasado 17 de febrero, cuando finalmente Macron anuncia la retirada de todas las tropas Barkhane y la Fuerza Takuba (conformada por países europeos como Estonia o Suecia) de Malí, menciona como razón el hecho de que no apoyará a un gobierno que contrata a mercenarios. A parte de la competición de influencia a nivel geopolítico, uno de los motivos por los que la Unión Europea ha criticado la presencia de Wagner en Malí es por las numerosas violaciones de derechos humanos que Wagner ha cometido en otros países como en la República Centroafricana, en el que la ONU acusa al grupo de haber torturado, detenido ilegalmente y matado a civiles. Este miedo de que la violencia estatal retornase contra los civiles comienza a convertirse en realidad. Este pasado mes Wagner y las fuerzas armadas malienses han sido acusadas de haber detenido y torturado con electrocución a jóvenes en Niono (centro de Malí) acusándoles de terroristas. Durante los interrogatorios, los testimonios recogidos de los supervivientes y recuperados por Le Monde Afrique, afirman que había un hombre blanco que hablaba una lengua desconocida, un soldado maliense y un intérprete. En la misma región han sido encontrados 35 cuerpos calcinados que han sido torturados y varias ONGs que han investigado sobre el terreno han recogido testimonios que afirman haber visto a las fuerzas armadas cometer estas atrocidades que no se habían visto en Malí desde 2018. Todas estas acusaciones son negadas por las fuerzas armadas malienses que afirman ser fake news.
Por último, al igual que en Malí ha sido el ministro de defensa Sadio Camara quien organizó las reuniones entre la junta y Wagner, tras el golpe de Estado en Burkina Faso a finales de enero. Diversos medios de comunicación afirmaban que el actual presidente Damiba había solicitado al antiguo presidente Kaboré que pidiese ayuda a Rusia y a Wagner para la lucha antiterrorista. A parte de esos rumores, no hay pruebas de ese acercamiento. Lo que está claro es que una parte de las sociedades civiles de los distintos países sahelianos, especialmente los que están gobernados por juntas militares (Guinea Conakry, Malí y Burkina Faso), apoya que los gobiernos tengan relaciones militares con Rusia o con sus empresas militares privadas, sobre todo después de su percepción de fracaso de las operaciones internacionales occidentales. En las manifestaciones de apoyo a la nueva junta dirigida por Paul-Henri Sandaogo Damiba, y las manifestaciones de apoyo a la junta maliense tras las sanciones de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO) en, se podían ver banderas rusas siendo hondeadas por jóvenes sahelianos. Esos sentimientos prorusos han sido avivados por líderes sociales como Adama Ben Diarra, presidente de la asociación Yerewolo, que desde 2019 afirmaba haber pedido a la embajada rusa que viniese a Malí para hacer contrapeso entre la Misión Multidimensional Integrada de Estabilización de las Naciones Unidas en Malí (MINUSMA) y Barkhane. Si las fuerzas de Wagner/rusas continúan cometiendo violaciones de derechos humanos, ese apoyo de las sociedades puede reducirse exponencialmente.
Doctoranda especializada en la radicalización violenta en el Sahel y en Europa, investigadora y consultora especializada en seguridad, radicalización y gestión de conflictos en el Sahel, África Occidental y Europa. Analista asociada al Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria donde coordina el Grupo de Expertos Foro de Diálogo Sahel-Europa.