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Hacia una Cultura Emprendedora: Aprendizajes sobre el papel de la sociedad civil en México
El Programa de Fortalecimiento y Empoderamiento de la Sociedad Civil en México, de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad, ofreció innumerables aprendizajes. Para la Asociación de Emprendedores de México, tuvo gran relevancia todo lo relacionado con el fortalecimiento de la representatividad de una organización de personas asociadas que, como en nuestro caso, a través de su membresía dan su voto de confianza en nosotros para posicionar los intereses de las y los emprendedores ante las instituciones públicas y privadas; así también, fue especialmente importante todo lo estudiado y conversado sobre el respaldo técnico y científico del trabajo que realizan las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) para generar propuestas y alternativas que abonen a la construcción de mejores condiciones económicas y sociales.
La semana de visita en Berlín provocó reflexiones profundas sobre el papel de las OSC en la construcción de marcos normativos óptimos, con la proporción adecuada entre eficacia y flexibilidad que permitan aprovechar al máximo los beneficios de una cultura democrática, para la cual es fundamental construir puentes para el diálogo. Estos puentes son necesarios en un sentido típico, desde las OSC para con las instituciones gubernamentales, pero además, en cuanto al potencial para fortalecer un verdadero trabajo conjunto frente a desventajas que nos afectan a todas y todos.
Un aspecto en el que coincidimos como esencial para fortalecer dichos diálogos democráticos es cuando a las OSC se les da el lugar que merecen como asesoría especializada. En ello, me pareció muy interesante conocer experiencias en las que puede haber opiniones contrastantes dentro de la misma organización, pues nos recuerda que una visión imparcial de los procesos que estudiamos y en los que incidimos significa abordar todas las aristas posibles y presentarlas de manera transparente.
Por otro lado, fue muy sugerente observar los mecanismos para impulsar la relevancia de una agenda, tomando en cuenta tanto los aspectos más coincidentes, y por ende más fáciles de visibilizar, como también los elementos más conflictivos de la colaboración, como las distintas necesidades de los grupos representados y la posible incompatibilidad política, lo cual es uno de los grandes retos de promover la cultura emprendedora en México. Todo ello nos invita a tener mejores prácticas de preparación ante posibles conflictos, pero también, mejores prácticas para la emisión de recomendaciones y la medición del impacto del trabajo que hacemos, pues es fundamental que todo el empeño que ponemos en llevar a buen puerto los esfuerzos más difíciles también forme parte del reconocimiento interno y externo de las OSC y del potencial para aumentar la legitimidad y la estabilidad del sector en su conjunto.
Reafirmamos nuestro deber de compartir nuestras investigaciones con quienes creemos que las deben leer. Es normal tener altibajos en la aceptación o relevancia del trabajo que hacemos en las OSC, pero no podemos perder las oportunidades de afianzar la negociación multisectorial, aún cuando parezca caer en oídos sordos. Finalmente, pienso que el recordar que el combate a la corrupción es parte del horizonte común de las OSC es de suma relevancia para nuestro contexto, y entenderlo como un acto social se incluye dentro de la columna vertebral de la incidencia de nuestro trabajo en la mejora de la rendición de cuentas y la transparencia, la inclusión política, y la búsqueda de la igualdad: somos un ejemplo para las personas que representamos, y debemos serlo también para las instituciones gubernamentales a las que aspiramos.