Argentina
Argentina se enfrenta a un paro general el próximo 24 de enero - ¿Qué va a suceder?
Desde su toma de posesión como nuevo presidente de Argentina el 10 de diciembre Javier Milei ya ha batido dos récords. En primer lugar, la inflación aumentó considerablemente 25,5% en diciembre. El aumento de los alimentos básicos, como el maíz, el arroz y los cítricos, fue aún mayor, superando en algunos casos el 50%. Con un 211,4%, la inflación acumulada en 2023 fue la más alta del mundo, superando incluso a la de Venezuela.
Por otra parte, los sindicatos anunciaron un paro general para el próximo 24 de enero, la protesta más rápida experimentada por un presidente en la historia de Argentina. Milei puede atribuir el nuevo aumento de la inflación a la desastrosa herencia económica heredada del anterior gobierno peronista, incluido los efectos de la recuperación de los precios, por ejemplo, el precio de los alimentos, la energía y el transporte, que fueron mantenidos artificialmente bajos por el anterior ministro de Economía y candidato opositor peronista, Sergio Massa, previo a las elecciones presidenciales de noviembre.
Polémico Decreto de Necesidad y Urgencia
El paro general de los sindicatos, que cuenta con el apoyo de los peronistas, reclama explícitamente contra las iniciativas legislativas presentadas por Milei en la Ley Ómnibus y el DNU ("Decreto de Necesidad y Urgencia"). El objetivo de Milei en este caso es aprovechar su ventaja en el cargo, como claro vencedor de las elecciones presidenciales, para iniciar los cambios propuestos en política económica, laboral, social y jurídica. Tal como lo ha manifestado publicamente estás medidas pondrán a Argentina en la senda del crecimiento y la renovación a corto plazo, con una especie de "terapia de choque", prescindiendo así de establecer prioridades, por ejemplo, en forma de un plan de 10 puntos. Si bien un decreto de urgencia de un presidente recién elegido no es inusual en Argentina, Milei pretende que se logren aprobar 300 medidas.
Los sindicatos y los peronistas cercanos a ellos critican el alcance de las medidas económicas, por ejemplo, la reducción (gradual) de las subvenciones a la energía y el transporte, y los recortes en la legislación del mercado laboral, como la reducción de puestos de trabajo en el sector público para empleados con un mandato inferior a un año y la ampliación del periodo de prueba de tres a ocho meses. La mayoría de la población reconoce la necesidad general de reformas, pero preocupa el impacto financiero concreto de los recortes y los aumentos de precios previstos, sobre todo teniendo en cuenta la ya elevada inflación y la difícil situación económica. También existe resistencia a las medidas poco ortodoxas de la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que quiere aplicar el principio de "el que incumple la ley, paga" a los costos de las manifestaciones: recientemente envió facturas a los sindicatos organizadores de las últimas manifestaciones masivas para el reembolso de los costos policiales, y amenazó con recortar las prestaciones sociales de los manifestantes violentos.
Sin embargo, las críticas no sólo han venido de los sindicatos y del campo peronista, lo que era de esperar dado el enfoque principal del paquete de reformas, sino también de los tribunales. Por ejemplo, dos tribunales laborales ya han negado la urgencia de las medidas de reforma de la política del mercado laboral porque, en su opinión, no sirven para combatir una emergencia económica y, por lo tanto, no pueden tratarse como parte de un decreto presidencial de urgencia, sino que deben debatirse como reformas estructurales en un procedimiento parlamentario ordenado.
Disputas en el Congreso
Las críticas al paquete legislativo del Gobierno también se están produciendo en el Congreso, más allá de la oposición peronista, entre sectores que han manifestado su apoyo, de quienes Milei depende debido a la falta de mayorías propias en ambas cámaras. El Congreso puede rechazar el decreto con mayorías en ambas cámaras. Si sólo una de las dos cámaras vota a favor, el decreto es válido, al igual que si no es tratado por una de las cámaras. Mientras tanto, el decreto sigue en vigor.
También ha habido casos en la historia argentina en los que la Corte Suprema ha declarado inválidos decretos por considerar que no había urgencia real. Por ejemplo, el "gran señor" liberal en el Congreso y ex ministro de Economía Ricardo López Murphy, ha criticado el breve periodo de consultas previsto en el Congreso, hasta finales de enero, y reclamó un debate parlamentario más profundo, al menos hasta finales de febrero, tanto por el afán de lograr un apoyo parlamentario más amplio como por la enorme envergadura del paquete legislativo.
Milei, cuya relación con el Congreso ha sido difícil desde el principio (discurso de investidura simbólico frente al Congreso de espaldas al edificio en lugar de en el propio Congreso como ha sido habitual hasta ahora), se ha basado hasta ahora en una política de "todo o nada" con el Congreso y ha amenazado de que un rechazo del paquete de reformas ahora sólo exigiría recortes aún más graves en el futuro. Con ello quiere evitar a toda costa que el paquete global se diluya en un largo proceso de consultas parlamentarias. Defiende a ultranza su plan -incluso haciendo comentarios drásticos sobre sus oponentes políticos- como el único camino verdadero, lo que no está exento de riesgos. Por un lado, se arriesga a un enfrentamiento de gran alcance con el Congreso. Está utilizando su clara victoria electoral como argumento para amenazar al Congreso con celebrar un referéndum sobre su paquete de reformas si no se aprueba y, si es necesario, declarar el estado de emergencia para hacer cumplir su decreto. En vista de las profundas divisiones de la población argentina, que se pusieron de manifiesto durante la campaña electoral entre los peronistas, por un lado, y los partidarios de Milei que ”hasta ahora” están a favor de un nuevo comienzo, por otro, así como del actual deterioro de la situación económica, el resultado de un posible referéndum -en un ambiente caldeado- sería incierto. Las últimas encuestas (Poliarquía Consultores) muestran un panorama contradictorio: con un 63% el índice de aprobación de Milei por parte de la población argentina es significativamente superior al de los dirigentes peronistas, por ejemplo, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof (34% a favor) y la anterior vicepresidenta Christina Kirchner (25%). Al mismo tiempo, sin embargo, una mayoría del 59% rechazó el paquete de reformas de Milei.
Por otro lado, Milei se niega a debatir su paquete de reformas en principio en el Congreso y sólo ofrece considerar las enmiendas propuestas. Al adoptar este estilo político visceral, Milei se arriesga a perder el apoyo de los políticos del centro-derecha, quienes en su mayoría están a favor de su rumbo y sus medidas.
Primeras concesiones de Milei
Como nota positiva el gobierno de Milei ya ha anunciado al menos algunos cambios en el paquete legislativo original y ha complacido -en cierto modo- a sus críticos en cuanto al contenido. Por ejemplo, ha accedido a acortar la duración del estado de excepción para la aplicación del decreto a un año en caso necesario (en lugar de los dos años que reclamaba en un principio, con la opción de ampliarlo a todo su mandato). También se retiraron algunas de las medidas menos viables previstas inicialmente, como la restricción de la libertad de reunión para tres o más personas, que habría requerido solicitar autorización para una salida familiar.
En cuanto al anunciado paro general del 24 de enero, será interesante ver hasta qué punto encontrará un apoyo masivo, no sólo entre los "manifestantes rentados" organizados, sino también entre la población en general, o si la mayoría de la población estará dispuesta a confiar en la promesa de Milei de que hay esperanzas de ver la luz al final del túnel con su paquete de reformas y de que la situación económica mejorará a lo largo del año.
Perspectivas económicas difíciles, pero primeros destellos de esperanza
El factor decisivo para mejorar la situación económica no sólo será que baje la inflación -tras una nueva subida prevista para marzo, sobre todo por el abandono gradual de los controles de precios-, sino también que Argentina vuelva a registrar un crecimiento económico positivo este año, tras una caída del PIB del 2,5% en 2023, y que aumente la inversión nacional y extranjera. Además de asegurarse el apoyo de la política y la sociedad internamente, es de vital importancia para Milei promover su curso reformista en el exterior y generar confianza en la estabilidad de Argentina bajo su liderazgo. Por un lado, sirvieron sus claras posiciones a favor de Ucrania (el presidente Zelensky viajó especialmente para la toma de posesión de Milei el 10 de diciembre, su primera visita a América Latina desde el ataque de Rusia a Ucrania) y a favor de Israel tras cumplirse 100 días del atentado de Hamás. Por otra parte, Milei viajó esta semana al Foro Económico Mundial de Davos, acompañado, entre otros, por el ministro de Economía Luis Caputo, para reunirse con los principales políticos y representantes empresariales extranjeros en unas 60 reuniones bilaterales, además de un acentuado discurso económico sobre "Mercado o Estado", con el fin de promover una cooperación más estrecha con Occidente y la inversión privada en sectores claves como energía, materias primas e infraestructura en Argentina. Esto ofrece oportunidades atractivas para que Occidente se asegure los recursos que necesita (por ejemplo, tierras raras) y diversifique los mercados de compra y venta para reducir su dependencia de los negocios con China, así como para que la propia Argentina compense sus propios cuellos de botella de financiación en el sector de infraestructura (o como Milei ya lo ha formulado como un clásico viral de YouTube: "No hay plata") y permita así la inversión, el empleo y la recuperación económica del país.
El primer hito importante de la política económica de Milei fue el acuerdo alcanzado con el FMI la semana pasada. El gobierno consiguió negociar que el FMI diera al país una nueva oportunidad para cumplir las condiciones del programa de préstamos de 44.000 millones de dólares que ya se había acordado con el anterior gobierno peronista, pero que se había pospuesto repetidamente. El acuerdo fue recibido favorablemente por los mercados financieros internacionales y también frenó (al menos de momento) una nueva devaluación del peso frente al dólar. Milei y el FMI se encuentran, por el momento, en una fase de luna de miel, que aún debe resistir la prueba práctica de una relación amorosa a largo plazo.
Carrera gubernamental
Milei se encuentra en una carrera entre la obtención de suficiente apoyo político y de la población para su programa de reformas y la necesidad de mostrar pronto mejoras y éxitos iniciales visibles para la población. El paro general del 24 de enero será un indicador importante para ver cuánto apoyo sigue teniendo Milei entre la mayoría de la población, si puede ganar más impulso para su ambicioso curso reformista, o si tendrá que prepararse para mayores vientos en contra.