Guerra en Europa

Un día antes de la cumbre de la OTAN

El día anterior a la histórica cumbre de la OTAN en Madrid, FNF Madrid organizó una mesa redonda sobre la estrategia de Rusia en el Mediterráneo con la participación de destacados miembros del ejército, grupos de expertos, instituciones gubernamentales y sociedad civil.

Desde el principio, los participantes convinieron en que hablar de “flanco sur” y “flanco oriental” de la OTAN no hace justicia a los desafíos actuales. Rusia no percibe su estrategia de este modo y, por lo tanto, la OTAN tampoco debería hacerlo. Los participantes expusieron cómo, en la última década, Rusia ha alcanzado una mayor influencia en la zona del África occidental, norte de África y África subsahariana. Aparte de la creciente influencia china en la región, el Kremlin buscaría alterar y perturbar el orden existente con el fin de explotar debilidades en la región. Dada la inestable situación general en muchos países africanos, en parte debida al vacío que dejaron antiguas potencias coloniales, como en el caso de Francia en Mali, siempre se ciernen amenazas de seguridad, tales como la aparición de estados fallidos, relevantes tanto para los propios países como para Europa. Los riesgos medioambientales derivados del cambio climático y, como consecuencia, los desafíos de la migración, están en la raíz de otras disfunciones que podrían producirse en la región.

Se señaló que muchos países africanos no estarían muy dispuestos a aceptar la participación occidental, ya sea de la OTAN o la Unión Europea. Sus experiencias en el pasado han conducido a un escepticismo vital y a una apertura hacia la influencia de Rusia y China en sus países en lugar de la de Occidente. Así pues, cualquier compromiso de Occidente con el Norte de África y con el resto de países africanos tendría que plantearse desde una perspectiva de colaboración en pie de igualdad, para no alienar, una vez más, a los potenciales socios africanos. Desde el punto de vista de la OTAN, es posible que África se encuentre en la periferia, para los países africanos, sin embargo, su posición forma el centro de su mundo.

Se expuso que tanto la OTAN como la Unión Europea juegan un papel en el Norte de África. Tal y como se propuso, debería existir una división del trabajo entre las dos. Al mismo tiempo, en las últimas décadas la propia OTAN se ha visto inmersa en una especie de búsqueda interior tras la caída de la Unión Soviética, asumiendo nuevas tareas no relacionadas originalmente con la amenaza que planteaba la URSS. En este sentido, uno podría interpretar los esfuerzos de países del Sur de Europa miembros de la OTAN por incluir lo que perciben como nuevos retos para la futura perspectiva estratégica que la alianza está definiendo en Madrid. Hubo acuerdo en que la OTAN tendría que incluir los refugiados y los riesgos medioambientales entre los retos a abordar en los años venideros, especialmente porque su oponente en el Kremlin no duda en instrumentalizar la hambruna y los refugiados para sus oscuros objetivos.