Literatura
Costas mediterráneas de la literatura
Hablar de Edmond Charlot es entonar el canto por el sueño de una literatura transmediterránea. La melodía se vuelve un silbido elegíaco: ¿es posible aún? Nacido en Argel el 15 de febrero de 1915 y fallecido en Béziers el 10 de abril de 2004, Edmond Charlot lo intentará toda su vida. Entre ambas fechas encarna una visión del humanismo para el Mediterráneo. Es librero antes que editor en su pequeña y encantadora librería Las Verdaderas Riquezas, en Argel, con el nombre tomado del título de una novela que admira de Jean Giono. En su diminuto local, con un eco de tiempo que aún nos mira, expone obras de arte y se convierte en un personaje fundamental de la acción cultural francesa no solamente del norte de África o de aquella Argelia, sino de todo el Mediterráneo. Le entusiasma tanto el oficio de librero que decide dar un paso más: ser editor. Así, en mayo de 1936, con una tirada de quinientos ejemplares, publica la obra de teatro Rebelión en Asturias, coescrita por Jeanne-Paule Sicard, Yves Bourgeois, Alfred Poignant y Albert Camus. La censura impide la representación y es entonces cuando Edmond Charlot se decide a publicarla: así comienza la aventura, y su pasión, como editor. Charlot será recordado como uno de los grandes amigos de Camus: pero también habrá sido su editor, su confidente, el cómplice en las horas más difíciles, entre guerras, escaseces sucesivas y detenciones arbitrarias, por parte de poderes sucesivos, antes y después de la Segunda Guerra Mundial. En ese escaloncito de la entrada en el número 2 B de la actual calle Hamani, que en los días de Charlot y de Camus se llama todavía calle Charras, se sentará muchas veces el joven Albert Camus para revisar sus primeros manuscritos después de haberlos comentado con Charlot. Hablamos de este tipo de personajes: de los que protagonizan y viven, pero también inauguran, ese foco interior de un tiempo nuevo.
Estimulado por su lectura de Gabriel Audisio, el librero editor Edmond Charlot se decide a lanzar su colección de clásicos mediterráneos. No por nacionalidades, no por países, ni por religiones: por esa ligazón de nuestro mar que une a Charlot también con uno de los grandes escritores españoles, que también volverá: Vicente Blasco Ibáñez. Pero sigamos con Edmond Charlot, ese precursor de una idea real, vertebradora: que el mar nos una en esa fuerza enorme, sensorial, porosa de los cuerpos dorados bajo el sol, entre vientos venidos del desierto como una latitud ofrecida al misterio. Gabriel Audisio, al que tanto lee Edmond Charlot -y del que habla mucho con Camus- ve el Mediterráneo como un espejo eterno que nos trae ese latido primigenio de griegos y romanos, de Homero y Esquilo a Virgilio y Lucano: justo ahí llega su colección Méditerranéennes, también en 1936, en la que publica, además de a su amigo Albert Camus y a su gran inspiración, Gabriel Audisio, a Jean Grenier o a Federico García Lorca. En ese mismo propósito inaugura una nueva revista, con nombre evocador, pero también exacto en su determinación: Rivages, es decir, Costas, para poner en valor toda la cultura mediterránea. Movilizado por el ejército francés -como tantos miles de argelinos- durante la Segunda Guerra Mundial, no sólo asistirá a las privaciones de la Francia de Vichy, sino también a la dura guerra de la independencia argelina, que arrasará ese mundo en que siempre creyó.
La historia de Edmond Charlot es tan potente que la joven y brillante narradora argelina Kaouther Adimi le ha dedicado una novela tan breve como espléndida: Nuestras riquezas, Premio Reanaudot des Lycéens 2017, Prix du Style 2017 y finalista de los premios Goncourt y Médicis. Kaouther Adimi, como Edmont Charlot, también nace en Argel. Aunque es ya un Argel muy diferente: el de 1986, como es distinto el Argel actual, que también aparece en su novela. Como tantos jóvenes argelinos que han tenido esa oportunidad, Kaouther Adimi vive en Francia. Pero distingue los claroscuros de las relaciones entre los dos países -narra algunos muy terribles, como la matanza de argelinos en París en 1961, con una crudeza aséptica y potente-, mientras evoca ese Argel que pudo haber sido: la misma Argelia y el mismo Mediterráneo, mecidos por las aguas culturales comunes, aunque también distintas entre sus matices, que una vez soñó Edmond Charlot.
Conocemos la actual literatura mediterránea europea: los franceses Emmanuel Carrère, Delphine de Vigan o Pierre Michon, el italiano Alessandro Baricco o el griego Petros Márkaris nos son muy familiares. Pero hay que revisar el otro lado del mar, esa otra gran literatura que configura el sueño de Edmond Charlot, con autoras como la propia Kaouther Adimi o la marroquí Leila Slimani, con novelas maravillosas como Canción dulce -Premio Goncourt 2016- o El país de los otros. Pero hay muchos, hay muchas más.
Alejandría, Kavafis. Más argelinos: Yasmina Khadra. Boualem Sansal, Kamel Daoud. El hispano-marroquí Mohamed El Morabet y El invierno de los jilgueros. Sensualidad, belleza, un compromiso por la libertad de mujeres y hombres en las sombras de esas aguas no siempre hermanadas, ni tampoco libres. Sólo leer y escribir nos salvará. Por eso, como escritor español, me declaro admirador del viaje fundador de Odiseo por nuestro mar salvaje, con historias latentes en sus rocas, y de esa otra nueva fundación que fue aquella visión de Edmond Charlot de una literatura que cruzara nuestro Mediterráneo para acercar los sueños a la costa.
Joaquín Pérez Azaústre (Córdoba, 1976) es licenciado en Derecho, escritor y gestor cultural. Colaborador en medios como El Mundo y Diario Córdoba, es director y guionista del podcast No eran molinos. Clásicos de Literatura Española en RTVE. Sus libros de poemas han merecido los premios Adonáis, Loewe o Jaime Gil de Biedma. Ha publicado novelas como Los nadadores (Anagrama, 2012, traducida a varios idiomas), Atocha 55 (Almuzara, 2020) o La larga noche (Almuzara, 2022, Premio Jaén de Novela), sobre la última madrugada de Manolete. Su próxima novela será El querido hermano (Premio Málaga, se publicará en Galaxia Gutenberg en 2023), sobre Manuel y Antonio Machado.